«No hay nada en el aprendizaje y la creatividad que requiera espontaneidad. Lo único que hace falta es tiempo para la interacción informal. Y ese tiempo no estructurado se puede estructurar».
Quien esto afirma es Adam Grant, psicólogo de organizaciones y trabajo y autor de obras grandes ventas que estudia cómo las personas encuentran motivación y sentido en su lugar de trabajo. Adam ha descubierto que las mismas facultades que nos hacen buenos a la hora de pensar y aprender pueden hacernos empeorar a la hora de replantear y desaprender. El hecho es que la capacidad de ejercer estas últimas habilidades se ha vuelto mucho más importante con los radicales cambios en el lugar de trabajo que ha ocasionado la pandemia.
Salesforce.org invitó a Adam a hablar con un grupo de directores de marketing de centros de educación superior acerca de las formas en que pueden poner al día sus propias opiniones y estrategias, expandir la mente de las personas y crear equipos en los que las personas apuesten por salir de los esquemas conocidos en lugar de querer perpetuarlos. Me encantó moderar ese debate tan apasionante, que se centró principalmente en las preocupaciones sobre cómo encontrar la fórmula acertada entre trabajo presencial y a distancia, cómo crear y apoyar equipos sólidos a distancia o híbridos cuando todo el mundo anda agotado, y cómo reconstruir las oportunidades perdidas para la colaboración y la innovación espontáneas.
Adam recurrió a sus experiencias recientes con la enseñanza virtual y compartió lo que había aprendido sobre cómo aprovechar el poder de la tecnología para crear lo que él llama «las conversaciones más enriquecedoras que he tenido como profesor». Por ejemplo, utilizó la ventana de chat como una extensión del aula, lo que le permitió crear un espacio seguro tanto para la sinceridad como para el humor (como cuando un estudiante bromeó que Adam «lo llevaba mal con el pelo») y propició unas relaciones más sólidas con los estudiantes y entre ellos. Abrir el chat también abrió la posibilidad de mantener conversaciones más diversas. En lugar de escuchar solo a dos o tres estudiantes durante una clase sobre un tema, ahora los 90 podían participar.
A continuación, se presentan algunos de los temas y estrategias clave que surgieron de nuestra conversación.
«Pensar como un científico» nos puede ayudar a ser líderes mejores y más flexibles
Adam dice que pensar como un científico significa tener la humildad de saber lo que no sabemos, dudar de lo que pensamos que sí sabemos y tener curiosidad por explorar perspectivas alternativas. Debemos estar tan motivados para buscar razones por las que podríamos estar equivocados como lo estamos para buscar razones que nos digan que estamos en lo cierto. Es importante reconocer que la mayoría de nuestras creencias son solo hipótesis a la espera de ser demostradas. Siempre debemos tratar de aprender de las personas y las situaciones.
Traer la humanidad y la personalidad a las interacciones laborales puede propiciar una cultura más fuerte, más saludable y con mayor implicación en el lugar de trabajo, ya sea presencial, a distancia o híbrido.
Algo tan simple como usar emojis o GIFs en un chat de trabajo puede dar a las personas la oportunidad de expresar su creatividad y ayudarnos a captar la individualidad de cada uno de los compañeros de trabajo. «Las charlas TED y los ejercicios para romper el hielo (como «háblanos sobre un objeto que tengas en el escritorio y por qué es importante para ti») también puede ser útil para aprender más sobre los compañeros, lo que ayuda a desarrollar una cultura más fuerte en el lugar de trabajo, incluso a distancia.
Invita a las personas a ser vulnerables para generar confianza.
Es importante establecer el tono para tener un entorno de seguridad psicológica y fomentar que las conversaciones de trabajo sean un lugar seguro tanto para el humor como para la sinceridad. Puede parecer contraintuitivo, pero una cosa como pedir a las personas que cuenten una anécdota bochornosa que hayan protagonizado, antes de iniciar una actividad de lluvia de ideas, les permite ser más creativos porque les ayuda a generar confianza con los demás y bajar la guardia a la hora de compartir sus ideas y opiniones con sinceridad. La anécdota la escogen ellos, por lo que no se exponen a ninguna humillación, sino que ofrecen esa vulnerabilidad a los demás como una manera de darse a conocer.
Hashtags: No son solo para las redes sociales.
En un chat grupal o en una reunión virtual, el uso de hashtags como #pregunta, #ajá, #atope y #debate puede ayudar al moderador a conducir y coreografiar la discusión, conseguir que se manifiesten los introvertidos, captar ideas y determinar cuándo hacen falta más explicaciones o cuándo es el momento de seguir adelante.
Programa un tiempo para un aprendizaje, creatividad y conexión no estructurados.
Adam dice que el principal problema del teletrabajo es que carece de las interacciones espontáneas que se daban de forma natural cuando todos trabajaban en la oficina. Esto no es muy halagüeño, ya que los estudios indican que unos lazos más débiles (relaciones con personas que solo se ven de vez en cuando, a diferencia de compañeros más cercanos) son más propensos a suscitar nuevas ideas. Dice que la mejor manera de compensar esa pérdida es proporcionar un tiempo estructurado para las interacciones informales. Podría tomar la forma de una charla virtual al lado de la cafetera, charlas a dos concertadas con compañeros que nunca se han conocido en persona, o aparejar personas con funciones similares para conversaciones programadas pero informales durante el almuerzo.
Utiliza metáforas deportivas para decidir cuándo trabajar de forma sincrónica y cuándo de manera asíncrona.
Básicamente, hay tres tipos de deportes: individuales, de relevo y de equipo. Lo mismo ocurre con los tipos de trabajo que intentamos realizar. Adam dice que analizar el tipo de trabajo que está haciendo un equipo híbrido puede ser útil para determinar cuándo deben estar juntos en la oficina («deporte en equipo» como lluvia de ideas o planificación estratégica), cuándo trabajar a distancia es la mejor opción («deporte individual» como escribir un informe o analizar datos), y cuándo es más importante mantener una comunicación sincrónica con la persona que te sigue en la cadena de trabajo («deporte de relevo» como asegurarse de que una serie de personas concretas revise un documento y lo presente dentro de plazo).
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